Trucos para concentrarse y ser efectivo en el trabajo
Por Carlos Salas
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Mail, móvil, Tuenti, Facebook, interrupciones, ruido, Ipod, música... ¿Y crees que así te vas a concentrar en tu trabajo? He aquí unas reglas para que no pierdas el tiempo.
De acuerdo, vivimos en la era de la tecnología. Eso nos ha permitido hacer muchas tareas con gran eficacia pero la tecnología también tiene su lado oscuro: nos impide concentrarnos. ¿Lo dudas? Entonces, explícame por qué tienes abierto Twitter y lo consultas cada dos minutos.
Explícame por qué no tienes un móvil sino dos, que están sonando constantemente. Explícame esa Blackberry que miras todo el tiempo para ver mensajes. O tu mail, lleno de cartas de amor. Así nunca podrás concentrarte y ser efectivo en tu trabajo. No te cundirá el tiempo, salvo que pongas en marcha estos consejos.
1. Limpia tu mesa. Quita libros, papeles, y documentos. Solo reúne lo que necesitas para realizar esa tarea que te han encomendado.
2. Apaga todo lo que suene. Tu móvil, tu Blackberry, tu iPod, etc...
3. Desconecta internet. Si no lo necesitas para elaborar el informe, fuera las tres W.
4. Céntrate. Si necesitas internet, tenlo abierto solo en la web que te va a ser útil, al menos hasta que termines.
5. Nada de redes sociales. Ya sabemos que tus amigos y amigas te adoran pero no hace falta que las estés consultando cada cinco minutos. Pueden vivir sin ti varios días, quizá semanas, y a lo mejor, meses.
6. Medita. Reflexiona sobre el trabajo que vas a acometer y piensa qué es lo más importante.
7. Controla el tiempo. Calcula cuánto tiempo te debería llevar y ajústate a ese patrón.
8. Divide en bloques. Si tienes que hacer varias tareas en una mañana divídelas en bloques de tiempo.
9. Ritualiza tu tarea. Antes de empezar, ordena el despacho, respira profundamente, siéntate con lentitud y crea el estado anímico necesario para esa tarea. Habla contigo mismo.
10. Stop a los interruptores. No se trata de apagar luces sino que solicites a tus compañeros que te dejen tranquilo durante, digamos, un par de horas.
11. Aíslate acústicamente. Si hay mucho ruido, ponte tapones en los oídos, cierra ventanas o la puerta.
12. Tómate un descanso. Cada cierto tiempo -que no sea cada cinco minutos, por favor-, tómate un descanso. Tu mente también necesita recreos. Será tu premio.
13. Estiramientos. En las pausas, aprovecha para realizar algún estiramiento de cuello o de espalda. Te ayudará a sentirte mejor. Consulta en www.estiramientos.es
14. Apunta ideas. No dejes escapar las ideas que te vienen a lo loco. Anótalas en un bloc que tengas a mano, en tu ordenador, o en la aplicación de tu cuenta de Yahoo llamada Bloc de Notas.
15. Haz cada cosa a su tiempo. No te distraigas haciendo varias tareas en un mismo bloque de tiempo. No comiences una sin terminar la otra.
16. Remacha el trabajo. Cuando termines, tómate tiempo en repasar y corregir. No lo arruines todo por no darle el toque final.
Si conviertes todo esto en una costumbre, harás el mismo trabajo en la mitad de tiempo y hasta podrás disfrutar más de tu tiempo libre. En definitiva, además de a tu empresa, estarás siendo mucho más eficiente contigo mismo
lunes, 22 de febrero de 2010
sábado, 9 de enero de 2010
... no te rindas
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero
Mario Benedetti
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero
Mario Benedetti
Feliz 2010 Mafalda
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Feliz 2009 Mafalda
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jueves, 7 de enero de 2010
RETROSPECTIVO EXISTENTE
Me registro los bolsillos desiertos
para saber dónde fueron aquellos sueños.
Invado las estancias vacías
para recoger mis palabras tan lejanamente idas.
Saqueo aparadores antiguos,
viejos zapatos, amarillentas fotografías tiernas,
estilográficas desusadas y textos desgajados del Bachillerato,
pero nadie me dice quién fui yo.
Aquellas canciones que tanto amaba
no me explican dónde fueron mis minutos,
y aunque torturo los espejos
con peinados de quince años,
con miradas podridas de cinco años
o quizá de muerto,
nadie,
nadie me dice dónde estuvo mi voz
ni de qué sirvió mi fuerte sombra mía
esculpida en presurosos desayunos,
en jolgorios de aulas y pelotas de trapo,
mientras los otoños sedimentaban
de pálidas sangres
las bodegas del Ebro.
¿En qué escondidos armarios
guardan los subterráneos ángeles
nuestros restos de nieve nocturna atormentada?
¿Por qué vertientes terribles se despeñan
los corazones de los viejos relojes parados?
¿Dónde encontraremos todo aquello
que éramos en las tardes de los sábados,
cuando el violento secreto de la Vida
era tan sólo
una dulce campana enamorada?
Pues yo registro los bolsillos desiertos
y no encuentro ni un solo minuto mío,
ni una sola mirada en los espejos
que me diga quién fui yo.
Miguel Labordeta (1921-1969)
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